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miércoles, 16 de noviembre de 2022

El Último Hotel - Las Truculentas - Inmaculada Martín Lobato

 

Se trata de una composición de seis imágenes en tonos blancos y crudos. De izquierda a derecha empezando desde arriba encontramos el cuadro de «Saturno devorando a su hijo» de Francisco de Goya. La segunda imagen es un pasillo de hotel con la luz tenue y cálida, cada lado del pasillo está dominado por una hilera de puertas. En la tercera imagen aparece una habitación de hotel que tiene la puerta abierta y en la que está entrando una sombra mientras alguien duerme en la cama. En la cuarta imagen muestra la silueta de una familia compuesta por padre, madre, hijo e hija. En la siguiente imagen se aprecia una habitación de hotel en la que hay un carrito de comidas con una campana y varios vasos y platos. La última de las imágenes y que acaba la composición se trata un detalle de «La incredulidad de Santo Tomás» de Caravaggio.

INMACULA MARTÍN LOBATO




¿Cómo empezó tu periplo en Las Truculentas? ¿Fue voluntario o te secuestraron y torturaron?

 Fue voluntario y la verdad es que lo recuerdo con mucho cariño. María (otra de las truculentas) y yo somos amigas y me comentó una mañana que alguien de las antologías en las que había participado buscaba a gente para un «cadáver exquisito» hecho únicamente por mujeres. La idea me encantó y no pude decir que no. Es cierto, que desde el principio fue un reto porque yo vengo de la poesía y, aunque había escrito algún relato y algo de prosa, no era mi género, y mucho menos la truculencia, la sordidez y la erótica en las que estas grandes autoras se mueven, pero en seguida me lo pusieron fácil y me pude adaptar y descubrí también una parte de mí que estaba sin explorar.

 ¿Qué son Las Truculentas para ti? ¿Cuánto hay de Síndrome de Estocolmo en tu respuesta?

 Para mí son las mejores compañeras que he podido tener, amigas y las principales colaboradoras de lo que era mi mayor sueño, publicar un libro, lo digo sin ningún tipo de coacción.

 ¿Qué pensaste cuando empezó el #ProyectoHotel?

 Pues la verdad que me invadió la preocupación, la idea me gustaba mucho, pero soy la persona más asustadiza del mundo y no me gusta el terror, por lo que me tuve que poner como loca a buscar referencias dentro de mí que me sirvieran para armar una historia que diese miedo o que al menos creara el ambiente y que pudiera estar a la altura del resto del equipo. He de confesar que no fue fácil y que me llevó mucho tiempo, pero sin duda mereció la pena.

 Por otro lado, no pensaba que el proyecto fuese a crecer tanto y de hecho yo cuando acabé el relato no sabía que iba a acabar siendo un libro y creo que eso lo hizo más especial aún porque cada día había una nueva sorpresa y cada día se sentía como un inicio.

 ¿En qué te inspiraste para escribir tu relato? ¿Por qué no escribiste sobre unas tranquilas vacaciones en Torrevieja?

 Irónicamente en cosas que me gustan. Lo de Torrevieja podría haber sido una buena idea, pero me decanté por el arte que es lo que más me gusta y el realismo que es lo que más leo. Creo firmemente que lo que más miedo nos da es el día a día, situaciones que todos vivimos o que todos hemos visto y que queramos o no conocemos y formamos parte de ellas. Y si encima lo acompañamos de la plasticidad de imágenes que genera el arte y ciertos cuadros muy conocidos, se consigue una imagen muy sólida desde la que es muy fácil conectar. Yo tenía claro que desde la nada no iba a ser capaz de desarrollar una historia que diese miedo per se, pero en cambio a través de cosas que ya conoces y que hemos visto es más fácil creer que es real y sentir ese miedo por empatía.

 ¿Qué te aporta escribir truculencias?

 Principalmente, conocerme mucho más, retarme y descubrir que hay más géneros y que soy capaz de escribir sobre ellos.

 Si te diera un millón de euros, ¿dejarías de escribir esas cosas tan sangrantes? ¿O los usarías para probar las truculencias antes de escribirlas?

 Si tuviera ese dinero creo que seguiría escribiendo, no sé muy bien el qué, pero probaría más allá de la vida de rica.

 ¿Qué te gustaría decir a quien vas a sentar en tu mesa de torturas?

 Pues que tiene que leer a las truculentas para saber con quien se está metiendo.

 ¿Y al lector que se acerca a tu relato?

 Que ojalá lo disfrute un montón, que se regale un momento leyendo y que ojalá con ello se pueda olvidar de sus problemas y preocupaciones, y que pronto más y mejor, nosotras no paramos. Ah, y que tenga cuidado que quizás él o ella es el o la siguiente.





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