miércoles, 16 de noviembre de 2022

El Último Hotel - Las Truculentas - Oliva Sánchez

 

Imagen dividida verticalmente. A la izquierda aparece ladeado un señor de mediana edad y un poco de sobrepeso. El pelo cano con raya a la izquierda y un poco de flequillo sobre la frente empieza a clarear. Viste de traje y corbata oscuros y camisa blanca. Con la mano izquierda sujeta la chaqueta a la altura del estómago como si estuviera estirando de la solapa. Con la mano derecha se está bajando unas gafas pequeñas de montura metálica plateada y mira a cámara juzgándote. Debajo se lee: No sé qué tiene, serán esos ojillos escrutadores tras esas gafitas de interesante. A la derecha aparece un hombre sentado en una silla con brazos ligeramente orientada hacia la izquierda de la imagen. Treinta y tantos años, tal vez cuarenta y pocos. El pelo y la barba de color castaño claro y despeinado. Le asoma la camiseta blanca por debajo de una sudadera negra con capucha que tiene la cremallera abierta hasta el pecho. El codo derecho apoyado en el reposabrazos y doblado hacia arriba. De la manga solo asoman los dedos. Sobre esta imagen se lee: Oh, vamos, no me mires así, procuraré que sea rápido. Debajo de la imagen hay un número sesenta y siete blanco sobre fondo negro.

OLIVA SÁNCHEZ




¿Cómo empezó tu periplo en Las Truculentas? ¿Fue voluntario o te secuestraron y torturaron?

¿Mi qué en dónde? ¿Pero esto no era una encuesta sobre papel higiénico?

Ah, ¿Las Truculentas? Calle, calle, qué mal rato. Meses secuestrada sometida a las más variadas torturas. Con cariño, eso sí, que para eso mis Trucus son lo mejor.

También le digo: qué valor el suyo lanzarse a meterme en un grupo como este. ¿Y Mario? La peor de las Trucus, que fue el instigador, se lo digo yo.

 ¿Qué son Las Truculentas para ti? ¿Cuánto hay de Síndrome de Estocolmo en tu respuesta?

Un grupo de valientes y esforzadas de las que aprender mucho y en muchos sentidos.

Una puerta abierta de par en par.

100% Síndrome de Estocolmo.

 ¿Qué pensaste cuando empezó el #ProyectoHotel?

Vértigo. No lo pienso demasiado porque me produce vértigo. ¿Recuerda cuando le dije lo de valientes? Pues ahí lo tiene.

¿En qué te inspiraste para escribir tu relato? ¿Por qué no escribiste sobre unas tranquilas vacaciones en Torrevieja?

¿Qué tienen de tranquilas unas vacaciones en Torrevieja? Mi relato (espero que lo haya leído ya porque si no le estoy quitando la gracia) solo es un ejemplo de tantas veces en que las apariencias engañan, en que las cosas no siempre son lo que parecen.

 ¿Qué te aporta escribir truculencias?

No escribo truculencias. Bueno, casi nunca. Vaaaaaale, un poco, pero porque las torturas son más que convincentes.

 Si te diera un millón de euros, ¿dejarías de escribir esas cosas tan sangrantes? ¿O los usarías para probar las truculencias antes de escribirlas?

La prueba empírica siempre me ha parecido la más fiable. Espere, espere, ¿cuánto ha dicho?

 ¿Qué te gustaría decir a quien vas a sentar en tu mesa de torturas?

Relájate y disfruta. Yo pienso hacerlo.

 ¿Y al lector que se acerca a tu relato?

Espero que le guste y, en cualquier caso, gracias por su atención y su tiempo.






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