¿Cómo empezó tu periplo en Las Truculentas? ¿Fue voluntario
o te secuestraron y torturaron?
A mí me secuestraron. Un señor de gafas vino y me preguntó
si quería formar parte de esto y acepté.
¿Qué son Las Truculentas para ti? ¿Cuánto hay de Síndrome de
Estocolmo en tu respuesta?
Son mujeres fuertes, que no tienen miedo a expresar lo que
sienten. Y eso me gusta.
¿Qué pensaste cuando empezó el #ProyectoHotel?
Nada, solo me dejé llevar.
¿En qué te inspiraste para escribir tu relato? ¿Por qué no
escribiste sobre unas tranquilas vacaciones en Torrevieja?
Me inspiré en las casualidades. Seguro que en Torrevieja
también existen matrimonios como el de la habitación diecisiete.
¿Qué te aporta escribir truculencias?
Me relaja. En la escritura suelto todas las energías
negativas y escribo todo lo que me gustaría que pasara en la vida real.
Si te diera un millón de euros, ¿dejarías de escribir esas
cosas tan sangrantes? ¿O los usarías para probar las truculencias antes de
escribirlas?
Me iría a vivir a una casita frente al mar y escribiría cada
día mientras escucho las olas chocando.
¿Qué te gustaría decir a quien vas a sentar en tu mesa de
torturas?
Qué el café está muy caro, en el centro.
¿Y al lector que se acerca a tu relato?
No cierres con llave.
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