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miércoles, 16 de noviembre de 2022

El Último Hotel - Las Truculentas - Elisabet P. Montero

Composición de imágenes sobre un fondo claro. Arriba a la izquierda se ve una copa de vino sobre una mesa de madera que está siendo llenada poco a poco por un vino tinto. Se ve parte del cuello de la botella. Debajo y en letras blancas mayúsculas se lee la frase “Hotel «Vin de Sânge»”. Arriba a la derecha se lee un fragmento de la historia: Cuando alcé la mirada hacia el recepcionista, me dio la impresión de que se relamía Abajo a la izquierda se ve un racimo de uvas difuminado, haciendo alusión a que el relato ocurre en un viñedo. Abajo a la derecha se ve una imagen en blanco y negro. Se ve la parte inferior del perfin de una mujer con los labios pintados y que se lleva las manos a la boca, acariciando su labio inferior. La mano se ve completamente manchada.
 


ELISABET P. MONTERO



¿Cómo empezó tu periplo en Las Truculentas? ¿Fue voluntario o te secuestraron y torturaron?

Mario dirá que nos secuestró, que nos hipnotizó o alguna que otra chorrada sobre meterse en nuestra cabeza para convencernos de que nos juntáramos, pero solo hace falta que me den la oportunidad de matar a alguien (no diré si en la vida real o solo en la ficción) para que yo me apunte a realizar truculencias jejeje.

La verdad, no me acuerdo cómo surgió la idea de este proyecto conjunto (se va a buscar la conversación de cuando Mario la invitó a la movida esta), creo que fue por un Cadáver Exquisito que publicamos en marzo por el día de la mujer. Fue muy guay, me reí mucho y me encantó participar con autoras tan geniales. Luego seguimos colaborando juntas y ahora hemos sacado nuestra primera antología. Algo increíble, la verdad jajaja.

¿Qué son Las Truculentas para ti? ¿Cuánto hay de Síndrome de Estocolmo en tu respuesta?

Una gran compañía, un gran apoyo… Son compañeras a las que no conozco en persona, una relación que se ha forjado a través de mensajes, el amor por la escritura e idas de olla muy divertidas. Son un lugar en el que puedo ser yo misma y no me siento juzgada.

¿Síndrome de Estocolmo? Para eso deberían haberme secuestrado y más bien he sido adoptada.

¿Qué pensaste cuando empezó el #ProyectoHotel?

 «¿En serio voy a participar en otra antología?»

2022 ha sido un año un poco caótico. He andado metida en muchas cosas y no sé cómo he sido capaz de llegar a terminar todo y con buenos resultados. Dile a mi yo de 15 años que a los 29 va a publicar tanto como lo he hecho jajajaja 

#ProyectoHotel me ha pillado bastante de improviso, creía que iba a ser un relato más en el blog de Mario, pero al final es una antología que ha salido «de la nada» y me parece fantástico. Ir hablando con Las Truculentas sobre lo que hemos escrito, decidiendo cosas en grupo, animándonos unas a otras… Es muy raro, todavía no me lo creo.

¿En qué te inspiraste para escribir tu relato? ¿Por qué no escribiste sobre unas tranquilas vacaciones en Torrevieja?

En realidad, iba a escribir una historia bastante diferente a la que acabé escribiendo, pero vi que se me iba de las manos, así que a unos tres días de la fecha de entrega, la cambié por completo. 

Respecto a en qué me inspiré, digamos que era una historia que tenía en mente desde hacía meses y que le había prometido a una de Las Truculentas, así que me dije «¿Qué mejor oportunidad que esta para escribirla?».

Define «tranquilas vacaciones en Torrevieja». ¿Tranquilas para quién? Porque anda que no es relajante cortar y desgarrar a alguien a quien tienes atado y amordazado mientras su sangre te mancha las manos y de fondo escuchas sus gritos ahogados por el trapo que tiene en la boca como banda sonora.

¿Qué te aporta escribir truculencias?

La posibilidad de matar sin que me metan a la cárcel y, a veces, sacar algo de dinero con ello. Es como ser una asesina a sueldo, pero la gente se cree que todo es ficción cuando en realidad lo que haces es escribir tus memorias jajaja.

Si te diera un millón de euros, ¿dejarías de escribir esas cosas tan sangrantes? ¿O los usarías para probar las truculencias antes de escribirlas?

No tengo planeado dejar la truculencia, es la chispa de la vida. Si me dieran un millón de euros me compraría una casita con sala de torturas y una biblioteca como la de «La Bella y la Bestia».

Escribir me relaja, y las truculencias me encantan. Cada vez me gustan más las historias tétricas o sanguinarias, jugar con el miedo y la angustia. Es muy divertido.

¿Qué te gustaría decir a quien vas a sentar en tu mesa de torturas?

Respira hondo y relájate. Esto no ha hecho más que empezar.

¿Y al lector que se acerca a tu relato? 

Que tengan cuidado cuando conduzcan con lluvia y lleven siempre un teléfono vía satélite.


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Twitter: @T_Nekare

Instagram: @lizbethSCw




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